martes, 20 de julio de 2010

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02/07/2007
En el mar, en el centro del Estrecho, frente a dos ideas diferentes, dos concepciones de vida distintas, mis pensamientos penduleaban entre los arquetipos o cánones de una sociedad sin vida, pocos ideales, ajustada y conformista, con mucho por hacer pero sin convulsos para realizarlo y otra, en el polo opuesto, totalmente virgen, filosóficamente estática, socialmente más herida y masacrada que la española, económicamente putrefacta, sustentada y refugiada en la religión del "in sha a-lah". Mi cabeza se puso en ebullición teniendo como ingredientes una amalgama de confusión, aderezada con dudas, con rupturas de planteamientos vitales hasta entonces inamovibles, ¿Qué me estaba sucediendo? Veía lejanas aunque solamente habían pasado dos días, las contrariedades de mi largo viaje de seis años... y me di cuenta que habían sido superficiales y a la vez necesarias para que en mis esquemas se generase una catarsis especial, una depuración de todo lo que había sido hasta ese momento, la metamorfosis que me convirtió en una mujer distinta para el resto de mi vida.