Un gigante con pies de barro
dando saltos en un charco.
Una brújula de madera
bajo un cielo sin estrellas.
Soy la sal de tus heridas
tú sangre sobre mis ojos.
Hoy dormí a pierna suelta
sobre algunos sueños rotos.
Y me crezco sin notarlo
cuando escenas del pasado
sin sentido me atormentan
aferrándose a mis piernas.
Rojo clavel, rojo fuego
labios rojos, ojos negros.
Se burló de mí Prometeo
cuando vi venir a Pandora
yo me sentí como un toro
y aún así perdí a Europa.
Hoy navego como Ulises
a cualquier isla lejana
cruzando olas de cabellos,
negras con brillos del alba.
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