jueves, 5 de noviembre de 2009

Spanglish

Corro despavorido, me persiguen. No logro darles esquinazo. Los arbustos arañan mi costado y los matorrales golpean mi rostro. Cada vez están más cerca. Repentinamente me encuentro frente a ellos. No estoy agotado, estoy exhausto. Además ellos me ganan ampliamente en número. Me siento acorralado. El primero de estos canes se abalanza sobre mí, mientras otros me atacan por detrás mordiendo mis patas traseras. Observo retirados a unos personajes deleitándose del espectáculo de mi agonía sobre unos caballos.

Despierto. Todo ha sido una pesadilla.

Estoy en un pasadizo estrecho. Suelo de tierra y paredes de madera. La oscuridad que me envuelve desaparece frente a mí. Estoy ante una enorme portezuela de madera. Un griterío ensordecedor me estremece. Al instante es acallado por un sonido similar a un grito desgarrado. Se abre el portón. Un humano vestido de forma extraña me hace señas con una capa roja.

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