Marta Día 1
Suena el despertador, “hoy no me apetece ir a clase…” “a primera hora no pienso ir…”
Me meto en la ducha y me explayo enjabonando todo mi cuerpo. “a primera hora no voy a ir…” he puesto la radio para ducharme, me gusta escuchar mi música mientras me ducho, me da buen rollo. Golpean la puerta, “que si… que ya voy...” Tardo unos diez minutos más en terminar de ducharme y en asearme. Me da la impresión de que hoy puede ser un día como yo quiera.
Salgo del cuarto de aseo y me encuentro a mi compañera de piso en camisón, con la cara descompuesta y un pelo para cada lado, gritando que todos los días igual, que soy una pesá, que… me voy corriendo mordiéndome el labio para no reírme.
Tras el desayuno, nada mejor que un buen libro. Con mi música suave leo como William Hamleight viola a una puta en un burdel…
Mi compañera de piso sale corriendo como una exhalación para ir a la universidad. Siempre tiene prisa, pero no sé dónde la va a llevar… Siempre corriendo por el mismo parque y sigue tropezando con el mismo escalón. Estoy segura de que si le enseñara una foto del parque no lo reconocería. Desaprovecha su tiempo, porque nunca tiene la mente en su cuerpo…
Vuelve al piso, no ha cogido el autobús y está algo mosqueada, en el fondo es una rutinaria estudiante que no sabe qué hacer cuando le rompen sus esquemas. Sólo renegar al no saber cómo enfrentarse a la nueva brisa que inunda su día por una ventana que ella no ha abierto.
Me apaga la radio y se mete en su cuarto, “pues bueno, tres males tiene” yo me voy al súper que tengo que comprar algo para comer.
Cuando vuelvo a casa no hay nadie. Me pongo una peli mientras me pongo a pelar unas patatas y después de comer salgo a correr un rato, el tiempo corre conmigo y así pasa el día sin que nada nuevo pase, pero lo paso a gusto conmigo misma y eso me vale.
Al volver a casa me encuentro con un chico trajeado llamando al timbre de casa. “¿qué quiere?” “Buscaba a su amiga, supongo” “Vale, pero ¿qué quiere?” y el tío agacha la cabeza y se va, que personaje más raro.
Me pongo a cenar cuando vuelve mi compañera de piso, y empieza a soltarme todo su día explicándome quien era el chico que llamaba al timbre cuando llegué y un extraño compromiso que ella ha cogido con él… yo no le cuento nada del encuentro que he tenido con él, no quiero que se enfade… y se la he hecho, mañana iré con ella y en paz. Se lo digo y se emociona, cómo que no se lo esperaba… normal.